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Los tangos que se bailan en las milongas
"Pavadita" Por Oscar del Priore

A pedido escuchamos El pillete por el “El Cuarteto del 900” que lo integraban: Brunelli en el piano, Bardaro en violín, Enrique Bour en flauta y Troilo en bandoneón.
El Tango de hoy es Pavadita, la primera versión que escuchamos fue grabada en vivo en el Viejo Almacén y Oscar del Priore presenta a la orquesta de Alfredo D’Angelis en 1977.
El tango Pavadita es de 1958, es juguetón, alegre, para nada dramático. El antecedente puede ser el tango Saludos de Domingo Federico dado que es por el estilo. Lo escuchamos por Caló, lo que tiene Pavadita que no tiene Saludos son esas paradas tan curiosas y que tan bien le quedan.
Cuenta del Priore que Alfredo D’Angelis era una persona encantadora y que era un gusta conversar con él, muy confianzudo y entrador. Una noche le preguntó como nació Pavadita y Alfredo le contó que en una fiesta que hizo en su casa, uno de los invitados era Anselmo Aieta, compositor de tantos éxitos, Anselmo le dijo que tenía un tango para él, se lo hizo escuchar y le gustó, pero él lo concluyó, lo modificó, puede dudarse de esta afirmación, lo que sí le hizo fueron los arreglos, como era su costumbre era el arreglador, salvo casos especiales que los hacía Víctor Braña, violinista de la orquesta. Otra excepción en la confección de los arreglos fue cuando en 1964 en una gira lo contrataron en Colombia para grabar 2 LP, tenía que cambiar el repertorio y hacer uno distinto, ahí los arreglos los llevó a cabo el bandoneonísta de la orquesta Luis Stazo, hoy integra el Sexteto Mayor.
Pavadita, gran éxito de Alfredo D’Angelis, fue compuesto por Anselmo Aieta y casualmente fue la primera orquesta importante que integró.
Alfredo D’Angelis nació en Adrogué 2-11-02, al poco tiempo se mudó a Banfield, su familia de clase media, tenia tres hermanos, el único músico fue él. El padre era afecto a la música, tocaban como aficionado el violín, como a Alfredo le gustaba la música comenzó aprendiendo el bandoneón, que luego cambió por al piano.
En 1931, comenzó a trabajar como pianista en la Academia de Baile Antonini en Suipacha al 300. En esa época Anselmo Aieta que actuaba en el Café Germinal de la calle Corrientes, muy cerca de la Academia, necesitaba un pianista para una suplencia por dos meses y lo fue a buscar a D’Angelis, quien aceptó.
Al termina su actuación en la orquesta de Aieta, comenzó a trabajar animando funciones de cine mudo en Cine Maipú de Banfield y también en una orquesta de barrio en Lanus
Con la aparición del cine sonoro Alfredo se quedo sin trabajo como músico. Se empleó en Casa Carlitos y luego en un comercio de discos en la calle Corrientes y Montevideo, hasta que se incorporó a la orquesta de Graciano De Leone.
En 1936 forma, con el bandoneonísta de Lomuto Daniel Alvarez su primera orquesta con el nombre de Alvarez-D’Angelis, actúan en El Germinal y realizan una gira, cuando termina con Alvarez se incorpora en 1938 a la Orquesta de Los Mendocinos de Francisco Lauro. El tano Lauro era un personaje muy pintoresco, un italiano que según se comenta era de corta educación y que no sabía nada de música, pero era buen empresario. D’Angelis era el pianista, y en la fila de bandoneones estaba Ástor Piazzola, justos las dos veredas opuestas del tango, poco después Ástor se incorpora a Troilo. Con la orquesta del tano Lauro actúa en el Café el Nacional, Germinal, Radio Belgrano y en bailes.
Estamos en la década del 40 y el trabajo era intenso, los representantes tentaban a los músicos a formar su orquesta propia. Juan Salas, empresario ligado al Marabú le ofrece un contrato, para debutar con su orquesta en Marabú, allí también debutó Troilo. Es así que en 1941 formó su propia orquesta integrada por algunos de los músicos de Los Mendocinos con el cantor Héctor Morera y el glosador Néstor Rodi, poco tiempo después se incorpora Floral Ruiz con quien graba: Marionetas, Déjame así, Bajo el cono azul, Cero al as, Mi novia de ayer, Madre y La guitarrera, Como de muere de amor.
Se escucha a Néstor Rodi haciendo las glosas a La cumparsita y a Floreal Ruiz en Marionetas.
Como ya dijimos debutó con su orquesta en 1941 en el Marabú, pero su gran despegue fue en el Café Marzotto donde actuó 29 meses continuados, Hoy en ese local esta el Restaurant Arturito, en Corrientes casi esquina Cerrito.
Después actúo en Tango Bar, El Tibidabo, El Germinal, El Nacional, El Olmo, El Ebro, Richmond, Sans Souci, Novelty, Chanteclear y ni que hablar de los bailes, que era muy requerido. Entre diciembre del 44 a Enero del 45 hizo 78 bailes, dos actuaciones por día de 18 a 22 y de 23 a 3. También trabajó en dos películas El cantor del pueblos y Al compás de tu mentira. En radio El Mundo fue protagonista del Glostora Tango Club durante 14 años, programa que iba de lunes a viernes de 20:00 a 20:15. En los últimos años de su vida actuó en Tanguerias como El Viejo Almacén e hizo giras por Sudamérica.
Del autor de Pavadita Anselmo Aieta D’Angelis grabó A la criolla, Alma en pena, Bajo Belgrano, Carnaval, Corralera, El huérfano, Pavadita, Siga el corso, Tirame una serpentina, Tus versos fueron míos, y Ya estamos iguales.
En el libro de Héctor y Luis Bates, hay una anécdota que cuenta Aieta. “En los comienzos de su carrera artística, cuando la suerte le era esquiva, empujado por la necesidad hubo de radicarse en El Salto Argentino, contratado por el empresario de administraba un salón de baile de tercera categoría, donde conjuntamente con un amigo cobraba a razón de $ 0.10 por pieza a los bailarines más $ 60.- que tenía asignado como sueldo. Una noche mientras ejecutaban un tango se acercó a la tarima donde tocaban, un recio tipo, alto, fornido y armado con un enorme facón, cuya sola vista erizaba los pelos. El susodicho personaje, se emocionó tanto con el tango que acababa de escuchar, que se largó a llorar y tras exclamar ¡que lindo es esto!, con su descomunal daga corta de un solo tajo las cuerdas de la guitarra. Aieta se quedo helado, temblaba como una hoja al viento y ni siquiera respiraba. Al criollo seguramente le pareció poco expresivo el gesto que demostrara su emoción y acercándose al bandoneonísta o sea a Aieta con un solo tajo le abrió el fuelle del bandoneón. Aquello era el colmo, pero Aieta pensó que hubiera sido un suicidio protestar, si el tipo empleaba tales argumentos para demostrar su sentimentalismo, era fácil inferir de que modo expresaría su indignación.
Declara Aieta que le parecía que le habían abierto la propia barriga, que sentía hasta correr la sangre, sin embargo un momento después el criollo le dijo:
• No se asuste amigo, es que me ha hecho lagrimear, venga tome conmigo una ginebra.
Y allí con sus ojos desmesuradamente abiertos, de tal modo que le hacía dudar si estaba loco o soñando, el personaje sacó $ 600.- de su bolsillo y diciendo:
• Tome pa’que se compre otro fuelle, le puso el dinero en la mano
Confiesa Aieta que desde aquel día fue el mejor amigo que tuvo en el pago”.
Aita fue un músico que lo trago la década del 40, no se adaptó. La interpretación no fue su fuerte, donde sí sobresalió fue como compositor, tiene una labor muy prolifera y es autor de grandes éxitos.
Escuchamos la versión de la única vez que Alfredo D’Angelis grabó del tango Pavadita en 1958. La orquesta esta formada: bandoneones, Toto Rodríguez, Carlos Cubría, Américo Pinella, y Guillermo Vilar; violinistas, Victor Braña, Wenceslao Cinosi, Hipólito Carón, Angel Vilar; contrabajo Hugo Besnati y piano Alfredo D’Angelis.
Sólo otra orquesta grabó Pavadita, es la de Roberto Prando, de Alberti Pcia. de Bs. As. imita a D’Angelis, escuchamos y realmente es parecida.
En 1980 intento crear un tango con el objetivo de tener un éxito como el de Pavadita y escribió el tango Quietito, pero no pasó nada. Escuchamos ese tango que es parecido a Pavadita.
D’Angelis tiene muy lindos tangos: Pregonera, Bajo el cielo azul, Alelí, El taladro, La Pastora, Que lento corre el tren, Remolino.
Era muy aficionado a las carreras de caballos, fue propietario de caballos de carrera..
Ante una pregunta relaciona con la disolución de la orquesta, Del Priore cuenta que la relación de los integrantes de la orquesta y el director era normal, pero comenzaron los problemas cuando se incorporó su hija Gigi, poco a poca ella fue tomando el comando de la misma, por que era la hija del director, este no estaba bien de salud. Gigi opinaba sobre el repertorio, en los trabajos, en general en todo. Esto no les gustó a los músicos y se fue erosionando la relación y culminó con la desintegración de la orquesta, fue un final infeliz.
Luego formo otra orquesta y continuó trabajando hasta su muerte ocurrida el 31-3-92.


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